Por: Pedro Miqueas Chauca Ortiz
Hoy 31 de Mayo del 2022, se cumplen 52 años de una tragedia dantesca, desgarradora y aleccionadora, no solo para los que la vivimos en los diferentes grados de vinculación a la catástrofe sino también para aquellos que tuvieron la responsabilidad y la tienen ahora, de prever y mitigar los efectos de un desastre.
Ancash, como la mayor parte de nuestro territorio andino, tiene una morfología agreste, el macizo de la cordillera blanca anida glaciares, y lagunas, sus aguas sulfurosas (termales) nos indican la existencia de desfogues de presión volcánica.
Huaraz el 13 de Diciembre de 1941, sufrió uno de los peores aludes de su historia, aquel año desapareció arrasada por el remolino de lodo y piedras gigantescas, la parte sur por donde corre el lecho del río Quillcay, afluente del Santa,prospera zona donde se encontraba el Club Lawn Tennis, administrado por mi abuelo Agustín Chauca, quien desapareció en este “Aluvión”, nombre con el que se bautizó dicha zona; en aquella catástrofe, se lograron salvar mi abuela Bertila y los tres hermanos de mi padre, Antonio, Matilde y Manuel.
De niño me quedaba fascinado al ver aquellas enormes rocas blancas del tamaño de una casa de tres pisos, que luego fueron desapareciendo para servir de cimiento a las construcciones; permaneció por muchos años como un campo silente con cientos de desaparecidos, cubiertos por la tierra blanca; en noches de luna, la blancura del material resaltaba la soledad de aquel lugar-El Aluvión- donde solíamos escuchar al río hablador , como lo denominaba mi tío Antonio, quien se embelesaba con aquel silencio sepulcral… En la actualidad todos estos terrenos están urbanizados ¿Debieron haberse repoblado? La Laguna «Cojup» aun sigue en esa dirección. La parte Norte y céntrica de Huaraz se salvó por que la avalancha fue desviada, al encontrar a su paso el cerro “Los Pinos” en cuya parte más alta, existe una de las construcciones más emblemáticas de Huaraz, era un Hotel exclusivo en la década de los 60, que llevaba el mismo nombre, ahora es propiedad de una orden canadiense.
Yungay fue borrada del mapa
Ranrahirca otra de las ciudades afectadas por los aludes, primero en el año 1962 con la perdida de tres mil personas y luego el año 70, conjuntamente con Yungay, ciudad a la que Raimondi calificó como “Yungay Hermosura”, no solo por la belleza de sus paisajes, como por la de sus mujeres y sus aptas tierras para el cultivo de variedad de flores. Tragedia por partida doble que le toco vivir a esta bella y singular ciudad el 31 de mayo del 70; primero el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter; que destruyó casi la totalidad de las viviendas. Aquellos que sobrevivieron al terremoto, lo que menos imaginaron, es que a los pocos minutos cuando empezaban a recuperarse de su tragedia y se consideraban salvados; una masa descomunal con un estruendo espeluznante y a un velocidad de 300 kilómetros por hora, que arrastraba 50 millones de toneladas de hielo, lodo y piedras sepultó a toda la ciudad… Tan solo quedaron de mudos testigos, la estatua blanca de los brazos abiertos que corona el cementerio del lugar, donde se lograron refugiar los pocos sobrevivientes, y las 4 palmeras pasmadas y silentes; de una población de 25 mil personas. Miles de huérfanos y familias enteras des-estructuradas, llenas de traumas y temores, que lo habían perdido todo, hasta las ganas de seguir viviendo. Similares características de tragedia soportaron, poblaciones como Casma, Chimbote, Trujillo, Bolognesi, Huari, Carhuaz, Recuay, y otras muchas en menor grado.
Tragedia coincidió con el mundial de fútbol México 70
Promediando las 4 de la tarde, y siguiendo las incidencias del partido de la selección peruana en el Campeonato Mundial de México, nos encontrábamos con Luisa Alborsen, tía por línea paterna, de una calidez y buen humor únicos, muy apreciada por mi; quien debía inaugurar ese día, su café bar en el centro de Lima. Luego de almorzar disfrutábamos la sobremesa, y el temblor nos sorprendió,con la puerta metálica cerrada, aun con el tremendo susto, decidimos indagar por la familia; nada hacía presagiar que el epicentro estaba en Ancash. Eran las 6.30 de la tarde, ya de vuelta en mi departamento de Pueblo Libre, recibí una «encomienda» de mis padres que la traía el Expreso Huaraz, el mensajero amigo, tampoco aun sabía nada. Una vecina, se acercó a comentarme, que las últimas noticias hablaban de un terremoto en Huaraz; 7.30 p.m , cogí el teléfono , las líneas estaban sin servicio en toda la zona del norte, al indagar, el rumor era más persistente; acudimos con mi primo Vito Chang (su mamá estaba de vacaciones en Huaraz) a Radio Victoria en la Av. Tacna, quienes canalizaban los mensajes, pues tenían un corresponsalía con Radio Huaraz; varias mineras, con sedes ubicadas en Miraflores, hacían lo propio; tampoco lograban tener datos exactos; pero por increíble que parezca a la hora, en Estados Unidos ya se conocía de la tragedia, la noticia rebotó, pues al parecer oficialmente se trató de contener la alarma, eran las 01 a.m. y continuamos la búsqueda de noticias, no dormimos en toda la noche y fuimos los primeros en acudir a los quioscos a comprar los diarios, Expreso logro en su portada una imagen aérea, bastante perceptible, que acentuó nuestros temores, Huaraz prácticamente había sido borrada del mapa, la preocupación y la tensión creció, no cabía en nuestra imaginación la tragedia, el dolor y la desesperación que se vivía allá en esos momentos.
El sismo se produjo a las 4 de la tarde, del 31 de mayo. Corría -el 3 de junio- y el Comercio publicaba…” los primeros 80 paracaidistas del Ejército y la Guardia Civil «tomaron el control de la zona», el drama empieza a paliarse con actividades y gestos de solidaridad… La Universidad de San Marcos, anunciaba la donación de un día de trabajo por parte de todos sus trabajadores..»
La Sociedad Nacional de Pesquería se comprometió a donar cien millones de soles, que serían cubiertos con aporte de las entonces poderosas empresas de harina de pescado. Incluso la selección peruana de fútbol, que por esos días disputaba el campeonato mundial en México, anunció que enviaría 11 mil dólares, salidos de las primas que le corresponden a cada jugador por su participación.
Los testigos de ese tiempo, los que se salvaron de la desgracia o quienes la vivieron de lejos, recuerdan el gesto como uno de los atenuantes del dolor en días tan trágicos… El Comercio lo consignó como un signo de esperanza. Corrían los años del gobierno militar de Velasco Alvarado.
Invaluable ayuda internacional
La ayuda fue enorme, la respuesta y la solidaridad de todo el mundo llegaban en aviones y barcos al igual que las aportaciones dinerarias de organizaciones y organismos internacionales, no se supo a ciencia cierta, «la cantidad real de ayuda» que llegó para estos fines y cuánto se invirtió en ello…
La ayuda eficaz, en el ”espacio y tiempo” necesarios, no llegó en ningún caso de forma inmediata y directa, tan solo un avión que sobrevoló la zona captando vistas aéreas el primer día. Se dio como explicación que los helicópteros no podían aterrizar pues se había levantado una inmensa polvareda, si bien era lógico y cierto pero no en una magnitud que impidiese que la tecnología y con un código rojo, el socorro ingresara a una zona de desastre extremo y en emergencia; muchas vidas pudieron haberse salvado, perecieron por asfixia o desangrados, por la falta de ayuda oportuna.
Los esfuerzos sobrehumanos de los sobrevivientes, tensos, agobiados, con hambre, sed y sin dormir; y la ayuda de la policía local como de los servicios de salud que colapsaron fueron insuficientes o nulos, para la magnitud dantesca de la tragedia, dio como resultado pavoroso la muerte de 80 mil personas…
Mi señor padre Pedro Chauca Roca, se encontraba en las afueras de Huaraz, reunido con varios amigos, al acudir en ayuda de nuestra familia, no podía ubicar la casa a dos calles de la “Plaza de Armas, “ la ciudad era un amasijo de fierros, cables, postes de alumbrado, vigas y adobes con tejas rotas, la gente semienterrada pedía ayuda, pero la disyuntiva de llegar lo más rápido posible a socorrer a los suyos o quedarse, se lo impedía; había gente atrapada en coches, en los cines, las calles…” según relataba, era espeluznante; en mi casa fallecieron 4 personas, la hermana de mi padre Matilde Chauca Roca, quien puso el cuerpo para evitar que una viga cayera sobre mi prima hermana, Pablo Molina de 8 años de edad, ahijado, una amiga de la familia de 16 años, que acudió de visita, y mi señora madre María Soledad Ortiz Gastaldi, a quien logramos ubicar tras una ardua tarea de búsqueda, recién “luego de dos meses…” Sobrevivieron con serias lesiones, mi abuela Bertila Roca, Juan Vargas Roca hermano de mi padre, mi prima y dos niños alojados de mi madre Francisco Celestino y Cristina Celestino a quienes luego se unió Julio Cáceres Santiago, quien resulto ileso por haber ido a a visitar a sus familiares.,
En Lima no teníamos certeza de lo que realmente estaba ocurriendo; cumplió una gran labor el desaparecido Augusto Ferrando quien por Radio Victoria enlazado con Rolando Tarazona Soto decano periodista y Broadcaster huaracino, informaba y alertaba sobre la situación de muchas familias.
Corría ya el 4 de junio, acudí a Don Víctor Roca Carranza colega Periodista de Panamericana televisión, quien me gestionó dos pases para viajar en el primer convoy de 120 camiones, cargados de ayuda, a la zona afectada, debíamos entrar a Huaraz rodeando por la ruta de Huánuco; nos embarcamos desde el puerto del Callao, con Walter Valenzuela Cerna, querido amigo de infancia, en vehículos diferentes. El viaje fue tortuoso, entre derrumbes e interrupciones, a paso de procesión y plagado de inconvenientes, 4 días hicieron falta para arribar al límite de Huánuco y Ancash.
El chófer del pesado tráiler en el que viajaba, no con sanctas intenciones, se desvió de camino y estuvo a punto de causar una tragedia, se empeñó en cruzar un puente que solo resistía una tonelada, y este llevaba cerca de 10, de milagro apareció una camioneta del Banco Agrario, y con ella se esfumó la terquedad del chófer, quedando varado; el Ing. que la conducía se ofreció llevarme, con su ayuda, pude alcanzar el convoy cuando estaba partiendo ya, en Cerro de Pasco; y reunirme con mi amigo Walter Valenzuela con quien continuamos la ruta del convoy en el mismo camión, luego logramos que una camioneta del Ministerio de Agricultura nos acercara con mayor rapidez. En Huaraz, tan solo 80 camiones habían reportado su llegada y ya era el día 7º, faltaban los otros 40 (?…)
En el trayecto, Tuvimos la suerte de encontrar una camioneta del Ministerio de Agricultura que nos facilitó y adelantó la última etapa del viaje,por la noche cruzamos la helada puna en la tolva, sin más abrigo que un par de ponchos, Huallanca, Huanzala, Ambo, Recuay, Ticapampa no había pueblos que no habían sido afectados, campesinos taciturnos a la intemperie, expectantes al borde de sus humildes viviendas en ruinas, para los que la ayuda no cabía en sus gélidos pensamientos.
Adobe el recurso de los pobres
Entramos a Huaraz bordeando las 11 de la noche, ya desde Tacllán se podía percibir el ambiente desolador ningún pueblo tenía fluido eléctrico, tan solo los faros de la camioneta iluminaban las derruidas casas y a algunos habitantes que asomaban curiosos, no se distinguía la ciudad, la negra oscuridad la cubría como un manto post mortem, el olor penetrante de muerte y desolación, que en las primeras horas era insoportable, posteriormente, se hizo parte del momento, y se acentuaba a medida que nos acercamos al centro de lo que quedó de la ciudad. Angustiados por saber algo de la familia pedimos referencias, el mayor conglomerado de heridos y sobrevivientes fue alojado en las inmediaciones del Hotel de Turistas y la Gran Unidad Toribio de Luzuriaga (El Centenario), y la otra en los terrenos del Hospital Regional, ahora Víctor Ramos Guardia en el Barrio de Belén, donde se habían refugiado los que sobrevivieron de los míos; los heridos preferían estar fuera de la construcción por las réplicas constantes de temblores, fue una de las pocas edificaciones que quedó en pie, e integra, hacía siete años desde su inauguración, fue su primer director el Dr. Otto Gambini Escudero. Lo que indudablemente hace la diferencia, en la prevención, el uso de materiales; fue una de las causas que contribuyó al elevado número de víctimas, muchas poblaciones aun siguen utilizando el “adobe” como base para sus construcciones…
Admirable y elogiable, la forma como se organizaron los propios sobrevivientes, socorriendo a familiares, amigos y vecinos en un gesto de solidaridad único… En colaboración con las autoridades y las instituciones, fueron quienes paliaron el primer impacto de emergencia y socorro, gestionando la ubicación, rescate y atención de los heridos; pues «la ayuda real» del gobierno de ese entonces, sí que se hizo esperar, y en muchos casos no llegó.
«Frente a la muerte, ésa gran desconocida, toda barrera se desmenuza y en el humano aflora lo inmanente…»
CRYRZA: De como no debe gestionarse una tragedia
La tragedia irreparable de Huaraz y la de los pueblos afectados por el cataclismo del 70 empezó con 40 segundos fatídicos y se prolongó en toda dicha década, y sus consecuencias hasta la actualidad, siendo potenciada con la creación de la Comisión de Rehabilitación y Reconstrucción de la Zona Afectada CRYRZA, creada por Decreto Ley en plena fase dictatorial del General Velasco Alvarado; tal comisión de “Rehabilitación y Reconstrucción” tuvo una pésima y deplorable gestión y no logro vislumbrar a Huaraz como una ciudad sostenible y moderna, proyectándola y planificándola idóneamente.
A la llamada «Zona afectada» se la trató como territorio en guerra, el gobierno de Velasco Alvarado, expropió la totalidad de los terrenos urbanos afectados, se pagó una miseria a los propietarios, como compensación; sin respetar el principio y el derecho a la propiedad privada, luego en la re-ubicación, dentro del nuevo plano catastral y de lo reconstruido, ”como de siempre” (parafraseando a nuestra selva) los apadrinados y los cercanos a la burocracia militar y las instituciones de ayuda, tuvieron prioridad. Los damnificados se quedaron fuera, no se estableció un parámetro o protocolo de ayuda al damnificado, los que no tuvieron pérdidas humanas, enfrentaban tan solo las pérdida materiales; a diferencia de los que si sufrimos las desaparición de nuestros seres amados, teníamos heridos graves y no pudimos «prioritaria-mente» preocuparnos de los bienes materiales, postergándolos o desplazándolos. A los verdaderos damnificados se les debió haber otorgado una atención preferente y adecuada incluyendo la atención psicológica. Muchos hicieron dinero con la tragedia desde los que encarecieron los comestibles, hasta lo contratistas, pasando por las instituciones que traficaron con las donaciones y la maquinaria pesada.
Frecuencia de sismos va en aumento
Nuestro territorio es eminentemente sísmico, las fallas geológicas próximas lo atestiguan, la experiencia lo subraya y la cantidad de temblores y terremotos que originan lo vuelven a demostrar, por lo que se hace necesario establecer una real política de prevención y contingencia; han transcurrido 52 años y seguimos lamentando víctimas, como el caso del más reciente terremoto de Ica, las ciudades y pueblos del Perú deben edificarse con proyección sísmica; la arquitectura lo permite, con el desarrollo que ha alcanzado. La reglamentación y las normas de construcción deberían adecuarse, y ser drásticas exigiendo como requisito el diseño anti sísmico y por extensión descartar las construcciones en las zonas de avalanchas y aludes con cercanías a lechos de ríos o quebradas con riesgos.
Estos 52 años, nos demuestran la gigantesca proporción de la tragedia, y se hacen más evidentes las fallas de previsión y de organización para responder a estas catástrofes, no hemos avanzado mucho y no aprendemos la lección, si vemos la más cerca muestra en Ica, aun se siguen detectando irregularidades y «el desastre del manejo de los desastres». La frecuencia con que se vienen repitiendo los llamados “sismos sensibles” es digna de tenerse en cuenta.
Las causas de estos flagelos naturales, son variadas, la contemporánea incluye al cambio climático, hubo afirmaciones que vinculaban el caso de Huaraz a las pruebas atómicas en el Atolón de Mururoa; lo que sí es evidente, que en los últimos años es notorio el aumento de la actividad sísmica en el mundo, como la de tsunamis y avalanchas, que aun son impredecibles pero sí se pueden mitigar con la prevención, y la acción rápida, para evitar pérdidas humanas…
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