Denegri: La aristocracia de la cultura

Por: César Hildebrandt

Marco Aurelio Denegri pertenecía a la única aristocracia que ha sobrevivido: la de la cultura.

En nuestro Versalles libresco Denegri era un Luis XVI tan sabio y proteico como el monarca que sería decapitado para abrirle la puerta a la modernidad.
He escrito varias veces sobre Denegri, pero esta vez sé que no me leerá. ¿Se habría molestado el maestro gruñón si yo hubiera recordado nuestra relación editorial en la vieja ‘Caretas’ de Zileri y Gibson? Resulta que Denegri me enviaba sus colaboraciones de sexólogo amateur –lo que incluía grabados cuidadosamente seleccionados– y yo oficiaba de mediador y editor. A Zileri no le terminaba de agradar el reincidente tema y alguna vez postergó la publicación de esos textos. Y tengo que decir que a mí me eran indiferentes porque pensaba, como un salvaje, que el sexo teórico era una erudición inútil. No había llegado a Bataille ni a Reich ni había superado mi etapa de cazador y recolector.
Tampoco me gustaba que Denegri fuera gallero de navaja y grito –imaginarlo en el coliseo Sandia me deprimía enormemente– y que se permitiera el populismo de acreditar el cajón como si de un instrumento genial se tratara. Y jamás leí su revista ‘Fáscinum’ porque, entre otras cosas, no creía que aquello de los lotos dorados tuviese un origen erótico y una finalidad fetichista. Me parecían, sencillamente, crueldades machas de chinos mandarines.

Pero siempre admiré a Denegri. Y, por supuesto, envidié sus privilegios de misterioso rentista. Soñaba con tumbarme, como él, a leer sin preocuparme del trabajo nutricio y la quincena salvadora –algo que había podido hacer durante los años de adolescente y aprendiz de periodista–.
César Lévano, entrevistado por Paco Moreno, ha recordado generosamente en un libro al lector sonámbulo que fui (y sigo siendo). Pero en materia de disciplina lectora y tiempo para ejercerla yo era un calichín respecto de ese lectófago monstruoso que era Marco Aurelio.
Fue después que Denegri se apartó, felizmente, de la sexología. Mujeres idiotas de acento tropical llenarían ese vacío en la TV y las radios exitosas.
Y fue ahí cuando pudimos disfrutar del Denegri poliédrico que gozaba provocándonos. Era lingüista arrebatado sin ser lingüista, y diccionarista sin ser lexicógrafo, y neologista temerario sin ser académico. Y hacía de corrector universal de sandeces escritas y consagradas y sólo por esa tarea hubiera debido de tener un programa diario. O dos.
Era, además, encantadoramente antipático. No se hubiera congraciado ni con su abuela y tenía una relación helada con el éxito. Algo en sus gestos huidizos, sin embargo, me decía que detrás de ese templario del humanismo se escondía un hombre frágil necesitado de calidez. Su letrado cinismo sobre los sentimientos y el amor era parte de un personaje que él había fabricado para ahuyentar las tentaciones. Llegó a ser, en mi modesta opinión, un romántico fallido con rasgos de misoginia.
Pero vaya que sí fue un gran tipo. Un gran tipo sin reemplazo. Uno menos en el elenco de gente que vale la pena. Me habría gustado creer en el más allá para imaginarlo en alguna parte, bajo la sombra de un árbol, leyendo el tomo enésimo de una colección titulada ‘Enciclopedia universal de la estupidez humana’. Lo vería sonreírse».

China paga las consecuencias de su política de ‘hijo único’

Por Steven Lee Myers y Olivia Mitchell Ryan

PEKÍN — Durante décadas, China restringió la cantidad de hijos que podían tener las mujeres. Ahora las alienta a tener más… pero no está funcionando.

A casi tres años de suavizar la política del “hijo único” y permitir a las parejas tener dos hijos, el gobierno ha comenzado a reconocer que no ha tenido éxito en sus esfuerzos por incrementar los índices de natalidad del país, pues los padres deciden no tener más hijos.

Ahora los funcionarios analizan nuevas formas de estimular la natalidad, preocupados de que la inminente crisis demográfica pueda poner en peligro el crecimiento económico y socave al Partido Comunista en el poder, así como a su dirigente, Xi Jinping.

Se trata de un giro alarmante para el partido, que hasta hace poco imponía multas a la mayoría de las parejas que tenían más de un hijo y que obligó a cientos de millones de mujeres chinas a practicarse abortos y cirugías de esterilización.

Con la nueva campaña ha surgido el temor de que China pase de un extremo invasivo a otro al obligar a las mujeres a tener más hijos. En algunas provincias comienzan a restringir el acceso al aborto y a complicar los procesos de divorcio.

Sala de maternidad en un hospital de Pekín. Campaña para aumentar índices de natalidad causaron inquietud entre los ciudadanos, temen que gobierno pase de un extremo invasivo a otro. Andy Wong/Associated Press

“Para decirlo sin rodeos: el nacimiento de un hijo no solo es un asunto familiar, sino también del Estado”, comentó el periódico oficial Diario del Pueblo en un editorial de la semana pasada que generó muchas críticas y discusiones en internet.

En lo que parecía ser una tentativa para medir el sentir de la población, el mes pasado el gobierno provincial de Shaanxi, en China central, exhortó a Pekín a abolir todos los límites de nacimientos y permitir que los ciudadanos tengan todos los hijos que quieran.

La propuesta está cargada de implicaciones políticas, pues eliminar los controles restantes sobre el tamaño de las familias sería un recordatorio más de que la política que afectó a todos los chinos y reestructuró la sociedad (la mayoría de los milénials, por ejemplo, no tienen hermanos) podría haber sido bastante defectuosa.

“Entre las personas comunes, entre eruditos, ya hay un gran consenso sobre eso”, dijo Wang Huiyao, presidente del Centro para China y la Globalización, una organización de investigación en Pekín. “La eliminación de esta política es cuestión de tiempo”.

El plan de eliminar el límite de dos hijos surgió durante la sesión legislativa en Pekín a inicios de este año y ahora parece estar en consideración junto con otras medidas, según una declaración de la Comisión Nacional de Salud de ese país.

Los expertos afirman que el gobierno tiene pocas opciones, además de tratar de alentar el incremento de los nacimientos. China, el país más poblado del mundo con 1400 millones de habitantes, envejece a gran velocidad y deja una fuerza laboral reducida para sustentar a una población que cada vez es más vieja y longeva. Algunas provincias ya presentan dificultades para cumplir con los pagos de pensiones.

No está claro si eliminar el límite de los dos hijos marcará una diferencia. Al igual que en otros países, en las ciudades chinas las mujeres preparadas académicamente posponen el nacimiento de sus hijos para cumplir con sus metas profesionales. Las parejas jóvenes también están batallando con la presión económica, que incluye los costos en aumento de vivienda y educación.

Una pareja posa para un fotógrafo de bodas en Shanghái en mayo. En algunas partes de China los funcionarios proponen nuevos beneficios para las familias jóvenes, como exenciones fiscales y subsidios para vivienda y educación. Credit Johannes Eisele/Agence France-Presse — Getty Images
La política del “hijo único” también dio como resultado el nacimiento de más niños que niñas. Algunos padres recurrieron al aborto a causa de que sus fetos eran niñas, lo cual reflejó la preferencia tradicional de tener niños, a pesar de que los abortos selectivos estaban prohibidos. Debido a eso y a otros factores, ahora hay menos mujeres que puedan contraer matrimonio y tener hijos.

De acuerdo con He Yafu, demógrafo y autor de un libro acerca del impacto de los controles poblacionales de China, se espera que la cantidad de mujeres entre los 20 y 39 años descienda por más de 39 millones en la próxima década, es decir, de 202 millones a 163 millones.

“Sin la puesta en marcha de medidas para alentar la fertilidad, la población en China se reducirá drásticamente”, señaló.

Antes de cualquier cambio en la política nacional, los gobiernos locales ya están implementando acciones para promover los nacimientos.

En Liaoning, una provincia al noreste de China, con uno de los índices de natalidad más bajos del país, los funcionarios propusieron el mes pasado un abanico de nuevos beneficios para las familias jóvenes, incluyendo exención de impuestos, subsidios a la vivienda y educación, y permisos de maternidad y paternidad más largos, además de inversión en clínicas y escuelas prescolares.

En la provincia de Jiangxi, al sureste, el gobierno ha adoptado un enfoque más intrusivo al reemitir normas sobre las circunstancias en las que una mujer puede practicarse un aborto. Aunque no son normas nuevas, el hecho despertó el temor de que las autoridades estén intentando aplicarlas con más rigor, incluyendo el requisito de que quienes tengan más de catorce semanas de embarazo obtengan tres firmas del personal médico antes de practicarse un aborto.

Pareja posa para fotógrafo en Shanghái. En algunas partes de China funcionarios proponen nuevos beneficios para familias jóvenes, como exenciones fiscales y subsidios para vivienda y educación. Johannes Eisele/Agence France-Presse — Getty Images

La exposición de Maternidad, Niños y Bebés en Shanghái el mes pasado. El porcentaje de familias con dos hijos ha aumentado del 36 por ciento en 2013 al 51 por ciento en la actualidad, según la Comisión Nacional de Salud. Credit Giulia Marchi para The New York Times
Los funcionarios afirman que las normas tienen como objetivo reforzar la prohibición legal de abortar un feto de sexo femenino con la esperanza de tener un niño, aunque reconocen que también se consideraron para mantener un índice de natalidad alto.

Otras dos provincias han complicado los procesos de divorcio para las parejas, al declarar que, en parte, se hicieron cambios para incentivar la posibilidad de tener descendencia.

Esas medidas han revivido antiguas quejas acerca del control invasivo que ejerce el gobierno sobre el cuerpo de la mujer.

“Las mujeres no pueden decidir qué pasa con sus ovarios”, escribió un usuario de Weibo, una red social muy popular, luego de que las autoridades de Jiangxi detallaran las normas para el aborto en julio.

La política del “hijo único” entró en vigor en 1979 con el fin de reducir el crecimiento poblacional y respaldar la explosión económica que estaba comenzando en esa época. El partido estructuró una amplia burocracia de trabajadores en la “planeación familiar” para fortalecer la política, a veces con violencia. En el campo, la resistencia fue especialmente intensa, en parte porque ahí se prefería a los hijos de sexo masculino que pudieran ayudar con el trabajo agrícola.

En 1984, el gobierno permitió a las parejas del campo cuyo primogénito fuera una niña tener un segundo hijo, y hubo otras excepciones que se hicieron con grupos étnicos minoritarios. En 2013, al reconocer las consecuencias de una población que envejecía, el gobierno permitió a los padres que solo tenían un hijo tener dos. Dos años más tarde, el límite se incrementó a dos hijos para toda la población, a partir del 1 de enero de 2016.

Jane Sun, directora ejecutiva de la compañía de viajes en línea Ctrip, que ofrece apoyo financiero a empleados con hijos o que están pensando en tenerlos. “Realmente debemos tener un sentido de urgencia” acerca del índice de natalidad en China, afirmó. Credit Giulia Marchi para The New York Times
El año pasado, el índice de natalidad se elevó, reflejando la euforia de quienes anhelaban un segundo hijo, pero volvió a descender en 2017, lo que dio paso a una reconsideración. En un estudio gubernamental reciente, se calculó que la fuerza laboral en China podría perder 100 millones de personas entre 2020 y 2035. Y luego otros 100 millones entre 2035 y 2050. Este estudio alertó sobre la presión en el “desarrollo económico y social”, los presupuestos y el medioambiente.

Ctrip, la segunda compañía de viajes en línea más grande del mundo, después de Priceline, ya ofrece diversos beneficios para apoyar a los padres, como viajes gratuitos en taxi de su casa a la oficina y viceversa durante el embarazo, y bonos cuando los hijos de los empleados llegan a la edad escolar. El mes pasado, anunció que también comenzaría a subsidiar el costo de la criogenización de óvulos de algunas gerentas, algo que se haría por primera vez en una empresa china.

La directora ejecutiva de la empresa, Jane Sun, aseguró que Ctrip actuó con base en un sentido de responsabilidad social, pero que también respondía a factores económicos, pues una población en declive afecta el crecimiento. James Liang, cofundador de Ctrip, escribió un libro que advierte sobre el impacto de los cambios demográficos en la innovación tecnológica de China.

Una nueva madre, a la izquierda, con su bebé y la niñera posparto en Pekín en 2015. Muchos chinos se rehúsan a tener un segundo hijo, debido a sus preocupaciones por los costos y las complicaciones del cuidado infantil. Credit Adam Dean para The New York Times
En una respuesta por escrito, la Comisión Nacional de Salud de China aseveró que la política de los “dos hijos” estaba funcionando. Señaló que, aunque la cifra total de nacimientos bajó hasta 17,2 millones el año pasado (comparado con los casi 17,9 millones en 2016), el porcentaje de familias con dos hijos aumentó al 36 por ciento en 2013 y al 51 por ciento en la actualidad.

La comisión reconoció que las familias enfrentan muchos obstáculos para tener un segundo hijo y afirmó que el gobierno está trabajando en políticas, tanto tributarias como educativas, que los ayuden a superarlos.

“Para eliminar las preocupaciones de las masas y sustentar el índice de natalidad, debemos concentrarnos en las dificultades prácticas de la fertilidad y la crianza”, dijo.

Los expertos en demografía advierten que será difícil cambiar la conducta reproductiva de las personas.

Shang Xiaoyuan, profesora de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney y experta en bienestar infantil en China, declaró que el gobierno necesita ayudar a las familias a que tengan más probabilidades de tener un segundo o un tercer hijo.

“Se debe brindar mayor apoyo a este tipo de familias e invertir más en bienestar infantil: educación temprana y salud materno-infantil”, dijo.

Contar con mayores beneficios y servicios no será suficiente para convencer a todo el mundo.

Sun Zhongyue, una contadora de 27 años residente de Pekín y embarazada de su primer hijo, dijo que ella ya descartó la idea de tener un segundo a causa de la discriminación laboral, los costos de la educación y las restricciones sociales para las familias grandes.

A pesar de que los abuelos con frecuencia ayudan con el cuidado de los niños en China, la mayoría de los miembros de la generación de Sun son hijos únicos y se espera que, a su vez, ellos ayuden a sus padres al llegar a la vejez.

“Aunque los mayores pueden ayudarnos a cuidar a los hijos, no podrán hacerlo cuando su salud empeore”, comentó durante una visita a una oficina gubernamental para obtener el rembolso por la atención de su embarazo.

“Criar a un hijo es estresante”, agregó. “Tiene un costo económico y personal”.

Steven Lee Myers colaboró con este reportaje desde Pekín y Shanghái, y Olivia Mitchell Ryan desde Pekín. Claire Fu, Zoé Mou y Charlotte Pu colaboraron con la investigación en Pekín y Tiffany May en Hong Kong.

Consultar a una médica puede salvar tu vida

Por: Tara Parker-Pope

¿El género importa cuando hay que escoger un médico?

El que tu médico sea hombre o mujer podría ser cuestión de vida o muerte, indica un nuevo estudio. Este, que incluyó a más de 580.000 pacientes de cardiología que ingresaron a lo largo de dos décadas a salas de urgencias en Florida, reveló que las tasas de mortalidad tanto de hombres como de mujeres son más bajas cuando el tratante es una médica. Además, es menos probable que las mujeres tratadas por médicos varones sobrevivan.

Investigaciones previas respaldan estos hallazgos. En 2016, un estudio de la Universidad de Harvard de más de 1,5 millones de pacientes de Medicare hospitalizados mostró que cuando estos eran tratados por médicas era menos probable que murieran o tuvieran que ingresar de nuevo al hospital en un periodo de treinta días que los atendidos por doctores. La diferencia en la mortalidad fue leve —de cerca de medio punto porcentual—, pero cuando esto se aplica al total de la población de Medicare, se traduce en 32.000 muertes menos.

Otros estudios también han encontrado diferencias significativas en la forma en que hombres y mujeres ejercen la medicina. Los investigadores de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins analizaron varios estudios enfocados en cómo se comunican los médicos. Descubrieron que las médicas de atención primaria simplemente pasaban más tiempo escuchando a sus pacientes que sus colegas de sexo masculino. Sin embargo, escuchar tiene un costo. Las médicas pasaron, en promedio, dos minutos extra o cerca de diez por ciento más de tiempo en consulta, lo que generó retrasos en su agenda y las había demorado una hora o más que a sus colegas varones para cuando terminó el día.

Nieca Goldberg, una cardióloga cuyo libro Women Are Not Small Men ayudó a comenzar un debate nacional sobre las cardiopatías en las mujeres, dijo que la investigación no debe usarse para desprestigiar a los médicos, sino hacer que los pacientes puedan buscar profesionales de la salud que los escuchen.

“Todos los médicos, ya sean hombres o mujeres, realmente se proponen salvar la vida de las personas”, dijo Goldberg, quien es directora médica del Centro Joan H. Tisch para la Salud de la Mujer en NYU Langone. La comunicación es particularmente importante en los pacientes de cardiología porque los síntomas pueden ser muy distintos en hombres y mujeres, dijo. Por ejemplo, el dolor de pecho es menos común en las mujeres que tienen un infarto, pero los doctores a menudo preguntan a los pacientes si tienen dolor en el pecho para descartar el diagnóstico. “Solo quisiera asegurarme de que pasen tiempo con las mujeres para realmente llegar a los detalles de los síntomas de una persona”, comentó.

Goldberg dijo que una nueva paciente le dijo hace poco que buscó una médica porque su médico no se tomaba el tiempo para explicarle las cosas o responder a sus preguntas. “Los pacientes no quieren que los atiendas solo en términos de darles un diagnóstico correcto, sino que también quieren sentirse escuchados, y una parte importante de la atención a la salud es la comunicación”, afirmó.

Los autores del estudio de Florida, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, invitan a tener precaución al interpretar los resultados y hacen notar que solo es posible especular acerca de las razones por las que las pacientes mostraron una supervivencia mayor cuando las trataban médicas. Puede ser que las mujeres se sientan más cómodas hablando con doctoras. O puede ser que las médicas se enfoquen más en los síntomas únicos de las cardiopatías en las mujeres, o que, de hecho, simplemente sean mejores comunicadoras y más rápidas para captar las claves proporcionadas por sus pacientes que los médicos.

“Los pacientes no quieren que los atiendas solo en términos de darles un diagnóstico correcto, sino que también quieren sentirse escuchados, y una parte importante de la atención a la salud es la comunicación”.
NIECA GOLDBERG, DIRECTORA MÉDICA DEL CENTRO JOAN H. TISCH PARA LA SALUD DE LA MUJER EN NYU LANGONE

“No estoy segura de poder afirmar que las mujeres deberían de evitar consultar médicos ni que la gente debería enfocarse en un tipo único de médico, pues eso solo le da la vuelta al problema”, dijo Brad Greenwood, autor principal del estudio y profesor adjunto de Ciencias de la Información y la Decisión de la Escuela Carlson de Administración de la Universidad de Minnesota. “Definitivamente, los pacientes deben asegurarse de que se les tome en serio y ser firmes defensores de sí mismos”.

Don Barr, profesor de la Escuela de Medicina de Stanford, dijo que a menudo les habla a sus estudiante sobre las investigaciones relacionadas con las diferencias de género en cuanto a la forma en que los profesionales de la salud se comunican. Los médicos, asevera, son tristemente célebres por interrumpir a sus pacientes en un esfuerzo por reencauzar la conversación. En un estudio, las médicas de atención primaria esperaron un promedio de tres minutos antes de interrumpir a un paciente; los médicos de atención primaria, un promedio de 47 segundos.

Barr dijo que una vez llevó a cabo un experimento personal, en el que decidió dejar a su siguiente paciente hablar tanto como lo requiriera sin interrupciones. Resultó que la paciente era una mujer de más de 70 años que había estado renuente a buscar atención médica y solo estaba ahí para tranquilizar a sus amigos y familiares. Habló del clima, de una tos, de no estar segura de qué medicina escoger en la farmacia; su hermana se preocupaba demasiado, le dijo. A pesar de las señales frenéticas de sus enfermeras para indicarle que se estaba pasando del tiempo, Barr no la interrumpió. La mujer habló durante veintidós minutos.

Finalmente, el diagnóstico de cáncer pulmonar de la mujer fue desolador. Barr la consoló y la mujer le sonrió. “He tenido una buena vida. Solo quería que supiera que esta es la mejor consulta con un médico que jamás he tenido. Ha sido el único que me escuchó”.

Barr escribió un ensayo sobre esa experiencia que se publicó en Annals of Internal Medicine, y dice que le dejó una impresión duradera. Aunque no es práctico pasar tanto tiempo con cada uno de los pacientes, lo hizo mucho más considerado a la hora de escuchar.

“Con todos los pacientes a los que he tratado después de eso, he sido más cuidadoso de asegurarme de darles la oportunidad de contarme su historia”, dijo. “Si requería guiar la conversación, trataba de hacerlo de manera más amable. El hecho de que el doctor esté escuchando lo que dices, se preocupe por ti y comprenda aquello por lo que estás pasando hace que lidiar con la enfermedad y sus implicaciones sea más fácil”.

Edna Haber, propietaria retirada de una empresa hipotecaria que vive en Nueva York, dijo que ha tenido maravillosos médicos hombres y mujeres, pero que sus peores experiencias siempre han sido con los primeros. Uno desestimó tanto la historia clínica que le entregó, que le ofreció una copia de su expediente médico para corroborar lo que le decía y nunca regresó.

Hace poco decidió ver a Goldberg para hablar sobre sus palpitaciones cardiacas y mareos. Una serie de exploraciones durante la visita al consultorio mostraron que su corazón estaba en condiciones normales. “Estoy convencida de que si hubiera ido con un médico en lugar de con la médica, solo me habría rodeado con el brazo y me habría dicho: ‘Mire, vaya a casa, relájese, medite, quizá tómese un tranquilizante’, y eso habría sido todo”.

Sin embargo, Goldberg sabía que la paciente estaba lo suficientemente preocupada como para consultar a un médico, así que le sugirió usar un monitor cardiaco durante algunos días. Varios días después, los técnicos que revisaban los datos notaron un patrón que mostró que Haber requería de un marcapasos.

“Me puso atención y me trató como a alguien que dice algo creíble”, dijo Haber. “Desearía que todas las mujeres que conozco pudieran entender lo importante que es tener un médico que les ponga atención, sin importar cuál sea la parte del cuerpo que les revise. Creo que muchas mujeres están recibiendo muy poca atención”.

*Tara Parker-Pope es la editora fundadora de Well, la premiada sección sobre salud para el consumidor de The New York Times. Ganó un Emmy en 2013 por la serie en video “Life, Interrupted” y es la autora de «For Better: The Science of a Good Marriage».